Los puestos de pan son protagonistas de toda celebración: en festejos familiares y rituales sagrados, pero sobre todo en ferias populares y celebraciones religiosas. Decorados con crema amarillenta y trozos de dulce o ate de colores.
El pan de fiesta se elabora todavía en pequeños establecimientos. Hay algunos panaderos que usan moldes, brochas y charolas, la mayoría sigue cocinando en forma artesanal.
Otro pan muy popular es la Hojaldra, o pan de muerto, ya que se coloca en las ofrendas del Día de Muertos. Estas piezas se relacionan con las tumbas, puesto que mientras una parte representa el cuerpo, los pequeños trozos que sobre salen asemejan los huesos de los difundos.
En algunas comunidades se hace también el popular pan de pulque, en cuya receta intervienen la harina de trigo, azúcar, huevos, manteca y asiento de pulque, la bebida sagrada. A éste se le da forma triangular o redonda.
Fuente: Lerma, mitos y tradiciones : el origen de su pensamiento, UAM-Lerma.
Ceras encendidas iluminan los rostros de quienes acuden al panteón a visitar a sus ya difuntos seres queridos y festejar con ellos la muerte.
Un mes antes la gente acude al panteón para limpiar las tumbas, quitar los hierbajos y eliminar el polvo de las lápidas para recibir la visita.
El 31 de Octubre, se festeja a los niños o angelitos, se coloca un petate tejido como ofrenda frente al altar familiar, desde el cual parte un camino de pétalos de flores blancas hacia la calle, que servirá para guiar a las almas de los pequeños, para que sepan cómo volver al hogar.
En su ofrenda adornada de cempasúchil y nube, habrá de todo aquello que más le gustaba en vida: manzanas, peras, plátanos, limas, pan, atole o leche con chocolate en jarros pequeños, tamales de haba o sal y tortillas, además de las ceras, veladoras, sahumerio, copal y un vaso de agua.
Al día siguiente se festeja a las almas grandes. La ofrenda permanece igual y el petate es el mismo, pero hay que agregar más fruta para los muertos adultos, además de comida como mole rojo, frijoles y más tortillas.
Su camino de flores, hecho de pétalos de cempasúchil, parte de una cruz hasta llegar a la ofrenda de la casa, no sea que hayan olvidado el sendero que los conducirá con sus familiares.
La llegada de los muertos a casa se hace evidente puesto que los aromas de la ofrenda disminuyen: las flores ya no huelen y hasta las guayabas dejan de despedir su olor.
En la noche los habitantes acuden al panteón portando ceras y veladoras Es hasta el día siguiente cuando la ofrenda se reparte entre familiares y amigos.
Los preparativos para celebrar a la Virgen comienzan desde días antes.
Los festejos incluyen danzas, cantos y feria.
Su origen se remonta a las Misas de Aguinaldo que se celebraban en España del 16 al 24 de diciembre y al final de las cuales se obsequiaban dulces o golosinas a los pequeños.
Con la llegada de los españoles a nuestro país, estas misas comenzaron a realizarse, con el correr del tiempo, la celebración religiosa se fue transformando hasta las posadas que conocemos hoy.
En San Miguel Ameyalco se elaboran fuegos pirotécnicos: grandes castillos y toritos son parte de todas las celebraciones.
Al igual que se elaboran piñatas, aunque las hay de muchas formas, la tradicional de posada es la de estrella o siete picos, cada uno de los cuales representa a uno de los pecados capitales. El palo para quebrarla es la fe y la costumbre de vendar los ojos se atribuye a que “la fe es ciega”.
Esta fiesta cristiana es parte del imaginario infantil que recrea la historia de los Reyes de Oriente que se dedican a repartir regalos entre los niños, desplazándose montados a lomo de un caballo, camello o elefante.
Quién encuentra al muñequito de la rosca se convierte en el padrino o madrina de la fiesta, quién deberá de vestir con ropas al Niñito Jesús para presentarlo al templo el Día de la Candelaria y ofrecer una fiesta con tamales y atole.
Fiesta de la Candelaria en San Pedro Tultepec, originada por las ceremonias rituales ancestrales de la bendición del nacimiento de las semillas.
Jornaleros, terratenientes, ancianos y niños, hombres y mujeres, los que están en San Pedro y los que han salido a buscar fortuna en otras partes cooperan no sólo con dinero sino con la organización. La cual está dirigida por los mayordomos.
El mayordomo principal custodia la imagen de la Virgen en su casa durante un año, para entregarla a la Iglesia el día de la fiesta y, posteriormente, al mayordomo entrante. El nuevo mayordomo debe dar el remojo, el cual consiste en ofrecer a todos cañas traídas del Estado de Morelos, refrescos y vino.
Una semana antes el mayordomo organiza un paseo por las calles principales del pueblo: carros, carretas y tractores adornados llevando una muestra de artesanías, sin faltar la imagen de algún santo o la Virgen.
En este desfile participa la mojiganga, un grupo de hombres que se disfrazan de mujeres, monstruos o caníbales, y el payaso principal anuncia el programa de la fiesta, invitando a todo el pueblo.
El mayordomo se encarga de los gastos y de la organización de la celebración religiosa: la contratación de la banda de música, los castillos de fuegos pirotécnicos y la preparación de la comida para los invitados especiales, músicos, párroco y toda la gente que acuda a su casa.
Los festejos inician el 31 de enero y hasta el 3 de febrero. En las casas las familias limpian y pintan las paredes de color blanco y las mujeres preparan el mole rojo de guajolote y arroz.
Al amanecer la fiesta se inicia a las cinco de la mañana con las Mañanitas a la Virgen, con música de banda y mariachis. Vendrá luego la misa, la cual celebra el obispo.
Se realiza la bendición de las semillas que serán sembradas en el siguiente ciclo agrícola, la de los Niños Dios, la de las imágenes de santos y Vírgenes, cirios y velas que serán utilizados en casos de tormentas, para contener el granizo, heladas o ciclones.
Toca el turno de los danzantes con el baile de los cuentepecos traída por jornaleros que trabajaban en la Hacienda de Cuentepec, Morelos; la cual representa el trabajo que se realiza en una hacienda y sus personajes.
Esta danza se realiza a un lado de la Iglesia, donde unas plantas de caña de azúcar sirven para representar la milpa. Tres músicos, un saxofón, una guitarra y un clarinete representan alegremente el ritmo del trabajo con la coa.
En otro escenario, se realiza el concurso de las bandas de música. Al son de los instrumentos, la comunidad se prepara para degustar los platillos tradicionales y, por la tarde las familias salen a divertirse en los juegos mecánicos. Al ritmo de música de banda se prende el castillo.
Desde tiempos ancestrales, los pueblos rivereños celebraban una fiesta llamada Nthemi, a la que hoy se conoce como Carnaval, y es una de las celebraciones religiosas más espectaculares.
En San Lorenzo Huitzizilapan se realiza año con año antes del miércoles de ceniza con una duración de cuatro días, participan todas las comunidades de la Región Huitzizilapan un aproximado de 60 grupos cada grupo lleva su torito (fuego pirotécnico) adornado de acuerdo a la vestimenta que porta el grupo, en el camino van cantando, bailando, y gritando hasta llegar a la Iglesia donde bailan, cantan , gritan y queman el torito, una vez que terminan de bailar y quemar el torito se van a festejar en la casa de algún integrante ya que prepararon una comida para convivir todos los integrantes
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