Antes de la llegada de los españoles, varios grupos humanos conformaron la cultura mesoamericana en los límites geográficos donde se localiza el estado de México. Algunos alcanzaron el grado cultural muy elevado, otros estaban en proceso de adquirirlo al arribo de los europeos, por eso, no todos legaron su historia o casi se ha perdido, en estos casos, solo se tiene como fuente de información la arqueología o las referencias que de ellos hacen sus vecinos, amigos o enemigos.
El valle de Toluca fue escenario del desarrollo cultural de grupos humanos que han transitado en él desde hace miles de años (quizá 20 000), dejando vestigios como puntas de flecha de obsidiana, piedras talladas, huesos de animales, restos humanos, etcétera.
Llamaremos prehistoria a la época en los cazadores-recolectores fueron contemporáneos de los grandes animales del periodo pleistoscénico, como el mamut.
A través del tiempo, en las riberas del rio Lerma se han encontrado enormes huesos del mamut fosilizados, estos se exhiben en muesos como el de Ocoyoacac, el de la Universidad Autónoma del Estado de México y el del Centro Cultural Mexiquense. Los mamuts sirvieron como piezas de caza a los primeros pobladores del valle de Toluca o Matlazinco y eran considerados como “los dadores de vida”.
En mayo de 1996, el personal de agua y saneamiento, al realizar excavaciones para el drenaje en San Mateo Atenco, descubrió restos de mamut de la época cuaternaria. En abril de 1998 volvieron a encontrar, en este municipio, restos de la extremidad de otro animal prehistórico que será estudiado.
Una vez superada la época de cazador-recolector, el hombre inicia con la agricultura, una vida más sedentaria y empieza a adquirir características culturales.
En el llamado periodo preclásico (2000 a.C.) empiezan a formarse pequeñas aldeas cercanas a ríos o lagos, lo que les permite desarrollar cultivos más regulares de maíz, frijol y calabaza, además se sirven de animales para completar su alimentación como conejos, ardillas, venados y aves.
La etapa final del preclásico (800 – 200 a.C.) se caracteriza por la multiplicación de aldeas con mayor población y surgimiento de otras. La etapa clásica, que se conoce también como Teotihuacana (250 – 900 d.C.), es la culminación de la cultura formada en el transcurso de los milenios anteriores en Mesoamérica.
En el periodo posclásico (900 – 1521) las relaciones culturales entre tula y las poblaciones del actual Estado de México parecen muy estrechas. En lo político pudo acontecer lo mismo, aunque no se tiene suficiente información para afirmarlo. Entre los acontecimientos que originaron la desintegración tolteca se encuentran las migraciones de chichimecas que, después de peregrinar durante varios años se establecen en lugares mexiquenses a los que se llamó señoríos (unidades señoriales gobernadas por un señor proveniente de familia noble, que conserva el poder a lo largo de varias generaciones y hasta centurias).
Los otomíanos se encuentran entre los más antiguos pobladores del territorio original que formara el Estado de México. De entre los grupos que forman ésta familia, surgieron los primeros asentamientos en el valle de lo que ahora es Lerma.
Lerma está ubicada en el valle de Tollocan, exactamente Tolocan, por que recibe el nombre de su deidad: Toloztin o Coltzin,derivada de tolo, dios de la cabeza inclinada y can lugar; “lugar del dios Tolo”. Hay referencias fehacientes que corroboran que el valle de Toluca, valle de Matlazinco o de Nepintahihui, hasta los tiempos de la colonia estaba ocupado por la ciénaga de Chicnahuapan (hoy Lerma), que abarcaba desde Tenango hasta Xonacatlán, y desde Toluca, hasta las faldas del monte de las cruces, así los montes llegaban hasta Toluca y las cementeras y chinampas se hallaban cerca de la ciénaga.
Se dice que uno de los grupos Matlazincas (otomíes) fundo el pueblo de Lerma, el nombre prehispánico de Lerma, debe ser en el idioma mexicano Cacamilhuacán, con la significación de “Milpa de cuervos”.
Para 1426, Itzcóatl, cuarto Tlatoani de la gran ciudad de México Tenochtitlán, incursiona por el rumbo de Atzcapozalco, haciendo suyos los pueblos de Coyoacán, Cauhuacan, Tlacopan, Mixcoac, Cuajimalpa, Cuautitlán, Xochimilco, Chalco, Tlatelolco, Cauauhnahuac (Cuernavaca) y el pueblo de Huitzizilapan.
La fecha de estos asentamientos Matlazincas se ignora por no existir documentos que los certifiquen, pero se comprueba dicha existencia por las investigaciones arqueológicas que nos brindan más elementos para poder afirmar que para el año 1500 a.C. en el valle había una considerable cantidad de aldeas que se dedicaban a la agricultura y al comercio, pues resulta curioso que se haya encontrado cerámica de influencia olmeca en lugares como Ocoyoacac, Almoloya del Rio, Texcalyacac, Techuchulco y Atizapán.
El resto de los datos reales son documentos novohispanos, referentes a la expansión del dominio azteca, iniciada por Itzcóatl y Moctezuma Ilhuicamina o Moctezuma I y concluida por Axayacátl, quien agregó los territorios sojuzgados que conquistó.Por su parte el memorial de 1955, en el códice de Mendoza y el códice Ozuna; nos refiere que el actual territorio del municipio de Lerma, formó parte de la jurisdicción de la nación Tepaneca, esto se inició desde la caída de Atzcapozalco en 1428 d.C., hasta muy entrada la colonia y administrativamente el territorio pudo mantenerse hasta la independencia de México.
Por el códice Mendoza, sabemos que Itzcóatl incursionó hasta las postrimerías del Valle de Toluca. En tal conquista cayeron su capital Atzcapozalco, Chalco, Coyoacán, Cauhuacan, Mixcoac, Cuajimalpa, Cuautitlán, Xochimilco y Huitzizilapan, entre otros; siendo el pueblo de Huitzizilapan el primer pueblo conquistado por los aztecas en el valle Matlazinca (1426), mucho antes de que llegara a conquistar el valle Axayacátl y someter a los Matlazincas por el año de 1474. En los topónimos de los pueblos conquistados, aparecen los símbolos de guerra, junto a los demás está el del pueblo de Huitzizilapan.
El municipio de Lerma y sobre todo sus pueblos correspondieron a la región Tepaneca con la conquista de Axayacátl del valle de los Matlazincas y el sometimiento de los principales de la comarca, estos pueblos tributan a Tlacopan, se mantienen ciertas formas administrativas conservando el antiguo territorio, y se incorporan otros según el códice Mendoza.Sabemos un poco más de Tlalaxco, Ameyalco, Chichicuautla, y Huitzizilapan, ya que aparecen como pueblos tributarios, esta distribución del territorio Tepaneca se conservó solo con algunas variantes, pero en lo que respecta a los tributos, estos correspondían a Tlacopan, no a México Tenochtitlán, como algunos otros pueblos.
A la llegada de los aztecas, tres principales grupos étnicos estaban distribuidos en el valle de Toluca de la siguiente manera:
Entre 1250 y 1478 d.C., seria coincidente la llegada de algunos grupos chichimecas al valle de Toluca, que por haberse establecido en los lugares cerca de la laguna de Lerma y por hacer gran uso de las redes al practicar la pesca e incorporarse culturalmente se les llamo matlames o Matlazincas, Malinalcas u Otomíes surianos. La influencia entre éstas culturas fue tan grande que éste valle se conocía como valle Matlazingo y el río que nacía en la laguna de Chiconahuapan ó Chignahuapan, se llamaba Chiconahuatenco, rio grande o Matlazingo, y conservo su nombre hasta finales del siglo XVIII.
Cuando los aztecas llegaron al valle de los Matlazincas, debieron darse cuenta que era una región lacustre muy parecida al valle de Anáhuac con grandes manantiales, con tres lagunas y un gran rio que se originaba en la laguna de Chiconahuapan.
Muy poco varió la relación de los grupos Matlazincas – otomíanos con la influencia española; pues como sabemos, la nación otomí se extendía hacia el norte Xoacatlapan, Temoaya, Otzolotepec, Jiquipilco, Jilotzingo, Jilotepec, Chapa de Mota, etc. Y abarco buena parte de los estados de Querétaro e Hidalgo, esto nos da una idea de que los pueblos de Lerma eran la región otomíana más al sur.
Con la llegada de los españoles se otorgaron tierras mediante mercedes y se instituyeron las Encomiendas; “las encomiendas de los indios, antes y después de las Leyes Nuevas de 1542, fueron una gracia o merced real por medio de la cual se concedía al encomendero el derecho de exigir a los indios encomendados la prestación de servicios personales y pago de tributos”. Y por decirlo así, el territorio Tepaneca tuvo dueño: el encomendero.
La primera encomienda fue dada a Isabel Moctezuma hija del tlatoani Moctezuma, ya que a la llegada de los españoles, pertenecía a la más alta nobleza indígena, los nobles tenían ascendencia sobre los pueblos. La encomienda fue otorgada por Cortés el 26 de julio de 1526, en ocasión al casamiento de Isabel Moctezuma de Alonso de grado (español peninsular). Le otorgan por encomienda los pueblos a Tacuba, con carácter hereditario y perpetuo; entre estos pueblos se encuentran Tlalaxco (Atarasquillo). A la muerte de Isabel Moctezuma, la encomienda se dividió entre sus herederos. Como lo señala el texto de mercedes reales, las tierras otorgadas a Isabel Moctezuma no solamente fueron por tributo sino por propiedad (la merced era una donación de tierras que hacia la corona real).
En una carta que don Antonio Cortés y otros señores del pueblo de Tacuba dirigieron el 20 de febrero de 1561 a Felipe II, solicitaron mercedes en los pueblos que habían tenido sujetos antes de la conquista, en esa lista de pueblos y estancias que hace alusión don Antonio Cortés se encuentran: el pueblo de Tlalaxco, Huitzizilapan.
Los pueblos del valle de Toluca estuvieron sujetos a Tacuba, en una carta que el cacique Antonio Cortés y otros señores del pueblo de Tacuba dirigieron el 20 de febrero de 1561 a Felipe II, solicitando mercedes en los pueblos que habían tenido sujetos antes de la conquista, en esa lista de pueblos e instancias que hace alusión a Antonio Cortés se encuentran: el pueblo de Tlalaxco, Huitzizilapan y otros pueblos aledaños que en la actualidad no forman parte del municipio.
Es probable que a partir de la encomienda a Isabel Moctezuma también se halla puesto corregidor en el pueblo de Tlalaxco, ya que en 1613, cuando Martin Reolín Barejón solicita la fundación de una nueva ciudad o villa, se encuentra como corregidor a Alonso de la Loa para verificar el mandamiento y ejecución de los títulos de la nueva fundación de la ciudad de Lerma.
A los pocos años iniciada la conquista española, Vasco de Quiroga llega a suplir la primer Audiencia de la ciudad de México, por los desmanes arbitrarios cometidos por Nuño de Guzmán (1532); posterior a esas fechas, Vasco de Quiroga, comienza a forjar una forma de colonización frente a los indios desprotegidos, sobre todo los hijos desheredados a consecuencia de la conquista de la gran Tenochtitlán. Funda el primer pueblo de Santa Fe Cuajimalpa. Sus viajes a la región de Michoacán le hicieron conocer la isla de Tultepec, al parecer las dos islas una donde se fundó el pueblo de San Pedro Tultepec y la otra, la isla Santa Clara, donde se fundaría más tarde la ciudad de Lerma, eran conocidas ambas, como Tultepec y no habría razón de ser así, ya que las dos islas estaban rodeadas de tulares en medio de la laguna, con la diferencia de que una estaba en los límites de Tlalaxco y la otra en los límites de Ocoyoacac.
En 1535, vasco de Quiroga compra al cacique de Ocoyoacac, Martín Chimaltecátl entran en querella, al parecer porque después de la compra – venta de la isla, el cacique intentó retractarse, sin embargo, la isla si fue concedida a Vasco de Quiroga el cual hizo traer gente del hospital de Santa fe para poblarla, de ahí, que el origen de los de Tultepec sea de gente azteca o tenochca, hablantes de la lengua náhuatl, con tradiciones y costumbres un tanto distintas a las de los pueblos otomíes de la región.
El hecho más notable que se relaciona con Lerma, suscitado durante la guerra de independencia, es la Batalla de las Cruces, ocurrida el 30 de octubre de 1810, y posteriormente la batalla de Lerma que se efectuó el 20 de mayo de 1812.
El 27 de octubre entraron las fuerzas insurgentes a Ixtlahuaca, allí Miguel Hidalgo fue informado que las fuerzas realistas estaban en Toluca y que para ello el virrey Francisco Javier Venegas, dispuso una columna a las órdenes del teniente coronel Torcuato Trujillo, comandante general de las tropas y provincial de Toluca e Ixtlahuaca. El mismo día Trujillo puso un correo extraordinario desde Lerma, al virrey Venegas, en el que le decía que habían encontrado a dos dragones desesperados y luego otros dos le informaron que todos emprendieron la fuga en el puente y habían visto una gran cantidad de insurgentes con toda clase de armas y artillería, sin duda para tomar el camino de Lerma, Trujillo… tratando de engrosar su caballería dispuso, que las haciendas adyacentes, que son las de Atenco, San Nicolás Peralta, Santa Catarina y Doña Rosa, se le remitieran inmediatos los independientes aptos, de armas tomar que en ellas hubiese; lo que así se verificó, y habiendo reunido como treinta o cuarenta de éstos, los armó con lanzas para la desazón de la capital de México.
Con ésta división marchó para Toluca el día 27, pero enterado que Hidalgo traía como cien mil hombres tuvo que retornar a la ciudad de Lerma, llegando el 30 de octubre al amanecer, y de ahí se fortifico en el puente del río Matlazingo. En ese mismo día por la tarde Hidalgo entró a Toluca y como la Plaza se había quedado sin fuerzas realistas, los insurgentes entraron sin hacer guerra; la gente de Toluca recibió a Hidalgo aclamándolo. Esa noche pernoctaron en Toluca. Al otro día se decidió la estrategia para ir rumbo al Monte de las Cruces, “el captan Joaquín Arias dispuso que se avanzara sobre la ciudad de Lerma, con el objeto de distraer a las tropas realistas simulando que el ataque frontal sería desde ese punto”, mientras el grueso del ejército, comandado por Hidalgo y Allende, rodeaba por Metepec, San Miguel Totocuiltlapilco, San Mateo Mexicaltzingo, San Miguel Chapultepec, puente de Atenco, casco de la hacienda Atenco y Santiago Tianguistenco, para tomar el camino de las diligencias hasta Ocoyoacac. Trujillo por su parte, se quedó esperando en el puente, pero fue advertido por el cura de Lerma, el padre de Viana, que las tropas insurgentes fácilmente podían entrar a Lerma por el puente de Atenco, por lo que mando un fuerte destacamento para cubrir la entrada, lo cual no fue posible ya que las fuerzas insurgentes arrasaron a los realistas y llegaron a Santiago Tianguistenco aun cuando Trujillo había ordenado al alcalde de Santiago Tianguistenco que los auxiliara con todos los obreros necesarios para cortar el puente, dicha operación fue mal hecha y los rebeldes pudieron cruzar.
El 30 de octubre se inició en el Monte de las Cruces entre las fuerzas realistas e insurgentes y las fuerzas comandadas por el cura Hidalgo; derrotaron a Trujillo, desde los llanos de Salazar hasta el Monte de las Cruces.
El cronista lermeño, Javier Romero Quiroz, cuenta como al día siguiente de la gloriosa batalla, llegaron a Lerma unos lanceros insurgentes que se dañaron durante la contienda. Salieron a la cuatro de la tarde el herrero, su ayudante y tres aprendices, en tres mulas llevaban sus herramientas y la fragua, eran más de las ocho de la noche cuando llegaron a la garita de peaje de la Venta en Cuajimalpa, pernoctaron ahí, en la habitación de Aldama junto a nueve cadáveres. A la mañana siguiente escucharon misa, mientras fueron enviados unos, a conseguir carbón a Cuajimalpa, Acopilco y Atlapulco.
El primero de noviembre a medio día cuando ya habían reparado dos cañones, recibieron la orden de contramarchar. Como pago, a los herreros les dieron una culebrina de lapo de hierro en los muñones y casquillos. En la contramarcha descansaron en Rio Hondito, y eran más de las 8 de la noche cuando llegaron a Lerma, donde durmieron. A la mañana siguiente todo el ejército insurgente salió de la ciudad por el camino del Cerrillo para continuar la lucha.
Respecto a la Batalla de Lerma, Javier Romero Quiroz nos señala que el 20 de mayo de 1812 se vio la llegada de mil hombres por la cuesta de Amomolulco que se lanzaron contra la ciudad de Lerma, donde solo dos cañones de corto calibre, mal montados, 19 esmeriles y 19 escopetas viejas los esperaban, retiradas las tropas invasoras hacia Jajalpa, los insurgentes suponían que al otro día marcharían hacia México, pero viendo que no me movían, pensaron que volverían a atacar la ciudad, vinieron refuerzos de Tenango y trajeron un cañón de mayor calibre y bien montado, bastante parque de artillería y ampliaron la anchura del contrafoso para resistir un segundo ataque, pero sabedores que habían llegado 500 hombres de refuerzo al campo de castillo, ese mismo día al oscurecer, recogieron todo y en silencio se fueron.
Julio Zarate, por su parte señala… y deseoso de aniquilar a Rayón que osaba sostenerse a tan corta distancia de la capital, formó de las mejores tropas del disuelto ejército del centro, una fuerte división de 1500 hombres, con siete cañones, que puso a las órdenes del coronel don Joaquín del Castillo y Bustamante. Salió éste de México el 18 de mayo, y apenas lo supo Porlier, avanzó hasta las posiciones de Rayón, pero fue rechazado con perdida y se vio obligado a retroceder a Toluca. El jefe independiente, para afrontar el ataque que esperaba del lado contrario, del parte de Castillo Bustamante, se hizo fuerte el Lerma.
Rayón mandó hacer cortaduras y levantar parapetos en el camino a México, y tras ellos, esperó al enemigo que en la mañana del 19 de mayo avanzó intrépidamente bajo el nutrido fuego de los independientes, Rayón temeroso de ser cogido entre dos fuegos y sabiendo que de México saldrían considerables refuerzos a unirse con Castillo, no creyó prudente conservar en tan difíciles condiciones la ventajosa posición de Lerma.
Salió violentamente de la ciudad de México el batallón de Lovera con cuatro cañones, y cuando Castillo y Bustamante, fue con éste auxilio, se preparaba en la mañana del 23 de mayo a un nuevo ataque sobre Lerma, supo con sorpresa que los independientes, abandonando desde la noche anterior sus imponentes fortificaciones, se retiraron rumbo a Tenango y de esta manera salieron a Lerma.
En importante mencionar que antes de la sangrienta Guerra de Reforma, Lerma fue residencia de los supremos poderes del Estado de México.
Recién constituido el Estado de México, quién era en ese entonces gobernador, Lorenzo de Zavala, se había empeñado en transformar y darle una nueva imagen a la ciudad de Toluca, impulsó la creación del Instituto Literario e hizo traer la primera imprenta y la publicación de los primeros periódicos.
Toluca se despuntó como la capital del Estado de México.
Por esos días por temor a que la ciudad de Toluca fuera tomada por las fuerzas de Escalada, y mientras las fuerzas de Zavala hacían huir al enemigo; por cinco días el régimen de los federalistas (que había venido funcionando desde 1830 hasta 1834) se vio obligado a refugiarse en Lerma, haciendo de ésta ciudad lugar de residencia de los poderes del estado de México. En el decreto 326, que dice a la letra:
El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente:Artículo único. Se aprueba la providencia del Ejecutivo, contraída a que se trasladen a Lerma, los Supremos Poderes del estado, al 6 de julio próximo, con motivo de acercarse a ésta ciudad los facciosos Escalada y Cuadros. Dado en Toluca, a 12 de septiembre de 1833. José R. González, presidente. Joaquín Solórzano, secretario. Felipe María Abuerto, secretario, sic.
La ciudad de Lerma se convertiría en la sexta capital del Estado de México. El Congreso del Estado de México, con fecha 7 de julio de 1833, expidió en la ciudad de Lerma, el decreto número 329, que como gobernador Zavala mandó publicar el día 20 de julio del mismo año.
El 6 de mayo de 1868, siendo gobernador provisional del Estado de México, Cayetano Gómez y Pérez, se decreta en la ciudad de Toluca, la creación del distrito de Lerma. El decreto número 37, en su artículo 5° dice lo siguiente:
“Se erige un distrito político y judicial de las municipalidades Lerma, San Bartolomé Otzolotepec, Ocoyoacac y Huixquilucan”.Durante el tiempo que fue distrito la ciudad de Lerma, hubo algunos cambios: se agregaron o suprimieron municipios, por ejemplo:
Siendo gobernador del Estado Libre y Soberano de México, Mariano Riva Palacio, se erigió la municipalidad de San Mateo Atenco, del distrito de Lerma, el 12 de octubre de 1871.En ese mismo decreto en el artículo 2°, se agrega a la municipalidad de Lerma, la Hacienda de Doña Rosa, perteneciente a Toluca.
En 1874 se separó San Pedro Tultepec de San Mateo Atenco y pasó a formar parte de Lerma, dejando desde entonces una franja de tierras en litigio de San Mateo Atenco y Metepec. El decreto de separación lo publicó José Vicente Villada, gobernador constitucional del Estado libre y soberano de México en 1899.
En el decreto número 125, con fecha del 27 de septiembre de 1875, siendo gobernador Dionisio Villarelo, en su artículo único dice que se segrega del distrito de Lerma la municipalidad de Huixquilucan, para agregarse al de Tlalnepantla de Comonfort.En el decreto número 20, con fecha de 30 de abril de 1879, siendo gobernador Juan Nepomuceno Mirafuentes, en su artículo primero dice que se segrega la municipalidad de Huixquilucan del distrito de Tlalnepantla, para agregarse al distrito de Lerma, a donde antes pertenecía.
En el decreto número 28, con fecha del 7 de mayo de 1891, siendo gobernador José Vicente Villada, dice en su artículo 1° que se segrega la municipalidad de Temoaya del distrito de Lerma y se agrega al de Toluca.
El 13 de septiembre de 1880, el general Porfirio Díaz otorgó tres importantes concesiones de ferrocarriles a empresas norteamericanas; una fue para la “Constructora Nacional Mexicana”; se pretendía que el Estado de México tuviera dos líneas: la México – Toluca – Maravatio – Acámbaro – Morelia – Zamora – La Piedad – Manzanillo; y la México – San Luis Potosí – Saltillo – Monterrey – Nuevo León, partiendo de algún punto de la primera entre Maravatio y Morelia, el 5 de mayo de 1882, fue la inauguración de las estaciones de Jajalpa y Maclovio Herrera y por primera vez paso el tren con pasajeros de esta municipalidad.
La construcción de ésta vía férrea agilizó las relaciones comerciales de Toluca con otras entidades federativas y especialmente con la ciudad de México. Durante éstos años Toluca fue el territorio comercial de la entidad y los productos que vendía a otros estados y a la ciudad de México eran esencialmente semillas, harinas, artículos de tocinería, quesos, mantequillas, pieles de res, tejidos de lana y algodón, raíz de zacatón y cervezas. Los últimos productos le permitían mantener relaciones comerciales con Estados Unidos, y algunas poblaciones europeas.
Lerma se erigió hace 186 años, aunque no hay decreto en particular; el 9 de febrero de 1825 se constituyeron los ayuntamientos del Estado de México, en ese entonces no se había separado del estado de Guerrero, Hidalgo, Morelos y el Distrito federal, por lo que aparecen 65 municipios del Estado de México. Los investigadores de la historia examinaban la memoria de gobierno del Estado libre de México que suscribió el primer gobernador, Melchor Múzquiz; leyendo la carátula dice:Memoria en que el Gobierno del Estado Libre de México, da cuenta de los Ramos de su Administración al Congreso de su mismo estado, a consecuencia de su decreto del 16 de diciembre de 1825. Los investigadores suspendían sus trabajos, causándoles decepción de no hallar el decreto del 16 de diciembre de 1825, que se lee en la carátula de la memoria.Estos documentos no existen porque a través de los tiempos, debido a guerras, intervenciones, bombardeos, incendios y otros factores; los archivos municipales fueron destruidos.
La memoria es indiscutiblemente, un documento indudable, pero tiene como antecedente el decreto número 36, expedido por el Congreso Constituyente del Estado de México el 9 de febrero de 1825, que ordena, comiencen a funcionar los ayuntamientos al año siguiente, es decir el 1° de enero de 1826.
Durante los primeros años de guerra, la calma reinante en la mayor parte de los distritos de Toluca y Lerma, fue la tónica que prevaleció, debido al control militar que las autoridades estatales ejercían sobre esos territorios, mediante la asignación de partidas armadas en las cabeceras distritales. No obstante las haciendas de Doña Rosa, Santa Catarina, y San Nicolás Peralta pertenecientes al municipio de Lerma, fueron objeto de múltiples ataques por parte de los pequeños grupos revolucionarios de filiación zapatista, que operaron en el estado durante los 5 primeros años de lucha.
Para el año de 1913, el distrito de Lerma se ve sobresaltado por la proximidad de los rebeldes; incluso el 1° de abril, el jefe político Manuel Lozano Granda, informa que aquellos se encuentran en Amomolulco, por lo que se desata la zozobra, pues dicho lugar dista apenas un kilómetro y medio, y existe la seguridad de que el objetivo próximo es la cabecera municipal. El nuevo jefe político en el mes de abril, Hesiquio Serrano, menciona que el cabecilla Francisco Pacheco llegó al pueblo de Atlapulco y el día 20 ataca, aunque sin tener éxito, al pueblo de Atenco, siendo rechazado por los vecinos y las rondas armadas. Otro asalto frustrado, casi un mes después, se lleva a cabo en la Hacienda de Jajalpa.
Salazar se vuelve un punto neurálgico para el paso de los trenes, en algunas ocasiones los zapatistas tiroteaban los convoyes. Pacheco es un nombre que se hace acompañar de bastante tropa; el 6 de junio entra al pueblo de Atlapulco, en tanto, hasta los propios empleados de las estaciones de Salazar y Río Hondo se alarman y telegrafían al gobernador en demanda de auxilio. Para esos días el gobernador es León de la Barrera.
Los zapatistas que entran a Atlapulco se llevan a los jueces, aprehenden a varios vecinos, a quienes, se dirá después, pensaban poner como trinchera a la hora de tirotear el tren procedente de México. Los rebeldes entran a la hacienda de Texcalpa, jurisdicción municipal de Ocoyoacac, el 12 de julio; luego entran en Las Cruces, llevándose al hijo del juez auxiliar. El 19 entran a Santiaguito, el día siguiente siembran alarma por su proximidad a siete kilómetros de la Hacienda de Mayorazgo, y combaten a Huitzizilapan, matando a uno de los voluntarios: Valentín González, pero los asaltantes pierden siete hombres y, cuando la misma partida rebelde deambula por el Monte de Sabanillas, se efectúa otro tiroteo. Enfilan entonces hacia el cerro de la Campana.
Se produce otro choque en Atlapulco el 21 de agosto, entre el 23 cuerpo rural, al mando del capitán Porfirio Porlier, que sin dilación dispone el fusilamiento del joven Valentín Simón. Tres días después, los rebeldes pasan por el Monte de las Cruces, llevándose a uno de los suyos que estaba colgado en el Paraje conocido como La Pirámide.
Contra lo que era de suponerse, los zapatistas provenían no solamente de Guerrero y Morelos; en agosto pasan por San Agustín Huitzizilapan una gruesa columna de cuatrocientos hombres al mando de Vicente Rojas; dicen que tiene un mes de camino y que salió del estado de Hidalgo para unirse a los contingentes de Emiliano Zapata. En esa misma fecha cae prisionero un zapatista disperso, y un jefe político procede a ejecutarlo inmediatamente.
Como la hacienda de san Nicolás Peralta es propiedad de un jurado enemigo de la Revolución, Ignacio de la Torre y Mier, yerno de Porfirio Díaz, nada tiene de extraño que en el panteón de la finca sea fusilado el zapatista Agripino Sánchez, por la fuerza al mando del teniente Francisco Quintero. Cuando los hacendados son requeridos para que compren armas, según se ha recomendado al jefe político para ese entonces a fines del año 1913, Norberto Olivier, se encuentra con algunos hacendados que están inscritos en Toluca, como al dueño de Doña Rosa y anexas, Alberto G. Salceda, Ignacio M. Pliego, el de Jajalpa, acepta comprar diez armas al igual que el propietario de Texcaltengo, Enrique González; el de Mayorazgo, Pascual becerril, acepta la adquisición de una docena de carabinas; en cuanto al propietario de la Hacienda de la Y, Miguel Suárez Arias dice estar inscrito en la junta de hacendados, en Toluca, la señora Josefa Arias de Echegaray, dueña de la Providencia no resuelve nada, al igual que los otros hacendados. En cuanto a Ignacio de la Torre y Mier, amo y señor de San Nicolás Peralta y de Santa Catarina ni siquiera atiende al citatorio de Olivier en el mes de septiembre.
A principios de julio, llega a la Hacienda de Mayorazgo para ese entonces, propiedad de Laureano López Negrete, un joven procedente de Durango. Comienza a tener a su cargo el control del dinero que ingresa a la finca por la venta de leña y carbón, con frecuencia anda acompañado de un rayador, tomando notas de las observaciones relacionadas con su comisión. En una de las tantas ocasiones de sus andanzas a caballo, el recién llegado Luciano A. Peralta, pregunta a los peones sobre quiénes son los jefes revolucionarios que merodean por allí y aunque hay miedo de mencionar nombre siquiera, al fin logra ser presentado con una de ellos, Rafael Castillo, que en su tiempo alcanzo el generalato.
Puestos de acuerdo, peralta se compromete a entregar caballos y parque de la hacienda, lo que ocurre durante la ausencia del jefe de armas de la finca, que ha ido a San Felipe del Progreso; el 19 de octubre Peralta entrega las 10 armas que hay y catorce o quince caballos, casi todo ellos ensillados.Para el año de 1914, el distrito de Lerma se estremece porque el jefe político mayor, Norberto Olivier, el 25 de marzo, dice que a la media noche recibió aviso de que los zapatistas llegaron hasta cerca de Gallinas, disparando algunos tiros y destruyendo la línea telefónica de Mimiapan; se avisa que hay partidas de hombres armados en la inmediaciones; por informes de varios vecinos se sabe que es una fuerza del 2° Regimiento que se presume salió de Tacubaya y se sublevó, habiendo aprehendido a dos soldados y un cabo, siendo todos ellos remitidos a la jefatura de armas. Los pueblos comarcados están revenidos, pero no seguros del éxito de una lucha armada, mientras que Olivier moviliza tropas para perseguir a los merodeadores, tanto más que se afirma, los revolucionarios se encuentran en la hacienda del Mayorazgo.
En la noche del 3 de julio, en el lugar denominado La Pirámide, hace acto de presencia una fuerza de 200 o 300 zapatistas, pretenden atacar Salazar, pero los preparativos que se hicieron para repeler el ataque lo vuelven un simple sobresalto.
Con alguna frecuencia los pueblos enclavados en el distrito avisan de la presencia de los revolucionarios, quienes piden caballos, víveres y dinero; no es rara la ocasión que se producen desmanes, que no son privativos de los levantados en armas, sino también de las fuerzas oficiales. A principios de noviembre el alcalde de Calimaya, por aviso del juez auxiliar de Putla, es informado que entraron al pueblo como 40 rebeldes, tocando las campanas, saqueando los comercios e hiriendo a cuatro vecinos, uno de ellos de gravedad.
Pedro Franco, alcalde de Otzolotepec, se alarma cuando, al efectuarse sesión de cabildo el 11 de noviembre, advierte la ausencia del 5° Regidor, Manuel Sánchez, entonces sabe que anda con un grupo de alzados, por lo que pide autorización para llamar a su suplente, más porque el profesor de la hacienda de El Mayorazgo y varios muchachos de ahí se han ido con los revolucionarios. El 13 de diciembre de 1914, Gustavo Baz asume la gubernatura del Estado y concluye el 14 de octubre de 1915, su actuación es muy dinámica, sobre todo en este año, y denota clara extracción zapatista. El sábado 9 de enero de 1915, hace publicar en el número tres de la Gaceta de gobierno, en primera plana, el texto del Plan de Ayala; también se incluye el acta de ratificación del documento en San Pablo Otzolotepec. Baz coloca como pórtico de su administración en 1915 éste documento, gracias al cual llega al gobierno. A nivel nacional, la Secretaría de la Soberana Convención Revolucionaria destituye del mando, el 16 de enero, al presidente de la república Eulalio Gutiérrez, designando en su lugar a Roque González Garza. Se divulga profusamente la noticia, lo mismo en la capital que en las cabeceras distritales y en las municipalidades.
Carlos Maíz, alcalde del distrito de Lerma, se hace cruces sobre quienes pueden ser los responsables de la quema del puente de madera del ferrocarril del río Lerma. En el aspecto agrario, en el distrito de Lerma se dio posesión a los pueblos de Acazulco y y Tepexoyuca en los terrenos de su propiedad, que habían invadido las haciendas de Texcalpa y Jajalpa en el distrito de Tenango, cumpliéndose una disposición del general pacheco. A lo largo de 1916 hay poca actividad revolucionaria en el estado de México, los zapatistas en su mayoría había sido expulsados de la entidad.
A fines de la época, Ignacio de la Torre y Mier, era dueño de la Hacienda de San Nicolás Peralta, y su hermano Tomás, dueño de la Hacienda de Santa Catarina. Ignacio de la Torre era uno de los hombres más ricos de México, y aunque no era político, tenía una gran influencia dada su relación familiar con el Presidente Porfirio Díaz, con el que tenía un poder absoluto. La hacienda de San Nicolás Peralta tenía una gran superficie dedicada principalmente a la agricultura y estaba situada junto a la tercer laguna que formaba el río Matlazingo o río Lerma, se sabe que la hacienda fue adquirida en 1830 por Miguel Cerón y que posteriormente fue adquirida por Gregorio de Mier y Teherán. Esta hacienda la habían construido los padres carmelitas. Tuvo una superficie de 5418 hectáreas, equivalente a 126 caballerías, la hacienda de Santa Catarina, presenta similares características.
Ignacio de la Torre, como ya señalamos fue uno de los terratenientes más adinerados de México antes de la Revolución, tanto que hizo traer el ferrocarril hasta la puerta de la hacienda.
José Ángel Aguilar en su libro la Revolución del Estado de México nos señala como el gobierno y los hacendados entraban en contubernio, haciendo aparecer sus haciendas con menor valor fiscal, para los efectos de la tributación, la Hacienda de san Nicolás Peralta aparece con valor de $417 000.00, cuando su valor real se eleva a los $2, 000, 000.00. Es importante saber que en el municipio de Lerma, antes del movimiento armado había 16 haciendas y 20 ranchos, y en el Estado de México había 418 haciendas y 557 ranchos.
Para el año de 1869, las haciendas de San Nicolás Peralta y santa Catarina son propiedad de María Luisa Mier de Teherán de la Torre. La hacienda La Marquesa o de las Cruces fue fundada por Juana de Zúñiga, esposa del conquistador Hernán Cortés en 1532.
En los llanos de Salazar, Juana de Zúñiga construyó la Hacienda de las Cruces, posteriormente conocida por los oriundos del lugar como La Marquesa, por ser ella quién más la visitaba durante sus viajes a Toluca o a la Hacienda de Atenco propiedad de su primo Juan Gutiérrez Altamirano.
La finca fue construida con madera de la región, por eso también se le conoció como “hacienda o venta de tablas”, fue una finca que por sus grandes pastizales y abundancia de agua que propicia para la cría de ganado. En el testamento de Hernán Cortés está asentado que la Hacienda de las Cruces tenía seis mil cabezas de ganado mayor y veinte mil cabezas de ganado menor o lanar. En 1875, el marqués de Selva Nevada, familiar de Fray Francisco de Borja adquirió la finca por lo que se denominaba “Hacienda del marqués de Selva Nevada”, y nuevamente toma el nombre de hacienda de la Marquesa a la muerte del marqués.
Los dueños de la hacienda Llano de la marquesa radicaban en la ciudad de México en la delegación Mixcoac, por lo que la mayor parte, de la abundante documentación de la Hacienda está registrada como perteneciente a esa delegación o la de Coyoacán, y no hay registros en los archivos del estado de México. El único documento que hace referencia a la finca, se encuentra en el archivo del registro público de la propiedad de la ciudad de Lerma, Estado de México.
El 19 de septiembre de 1884, se compra la refreída finca llamada Llano de la Marquesa o Llano de Salazar, ubicada en la jurisdicción de este distrito tal cual se encuentra y en la inteligencia de que linda: al oriente con los pueblos de Atlapulco y Huixquilucan; al poniente con los de Copanoaya y Atarasquillo; a norte con los de Acopilco y Acazulco; esta venta se verificó a puerta cerrada; el precio convenido entre ambas partes por la finca fue de $12, 000.00 (doce mil pesos), del cual $2,000.00 contestaron los vendedores fueron entregados por el comprador en plata fuerte, contados y revisados a su satisfacción.
El 26 de noviembre de 1914, por orden del general Emiliano Zapata, los generales Lucio Blanco y Miguel Martínez Carmona (de los chirinos o colonia Juárez) efectuaron la toma, saqueo y reparto de las pertenencias de la hacienda entre los trabajadores; y el dinero, alimentos y ganado para el ejército revolucionario. Después del reparto, se procedió a quemar la hacienda de madera (misma suerte que sufrió ese día por la tarde la hacienda Jajalpa, pero ésta última no desapareció por ser de piedra y de adobe), así termina la hacienda de la Marquesa, para dar origen a la actual población del mismo nombre, ya que las viviendas de los trabajadores se respetaron.
En 11 de julio de 1929, se tomó gran parte de las tierras de la hacienda para dotar de ejido a San Jerónimo Acazulco; el 18 de septiembre de 1936, en todo lo que fue la hacienda se creó el Parque Nacional Miguel Hidalgo y Costilla.
Las obras de construcción del camino México – Toluca se iniciaron en 1793, bajo la dirección del Ingeniero Manuel Agustín Mascaró, quien dividió el camino de 65 128 varas castellanas, y que une a las ciudades de México y Toluca, en ocho tramos: el primero desde la casa principal de la mexicana Toluca hasta la Garita de la Guarda; el segundo de la Garita de la Guarda hasta la ciudad de Lerma; el tercero de la ciudad de Lerma hasta el Llano de Salazar; el cuarto desde el Llano de Salazar al Rancho de Nana Pancha, en el cerro de las Cruces; quinto desde el cerro de las Cruces hasta el Tianguillo; sexto desde la ventana del Tianguillo hasta la ventana de Cuajimalpa; séptimo desde la ventana de Cuajimalpa hasta el pueblo de santa Fe; y el octavo desde Santa Fe hasta Tacubaya. Para ésta obra se solicitó a todos los usuarios, vecinos de las poblaciones, arrieros, viajeros y hacendados que aportaran su contribución económica o mano de obra para la construcción de esa importante obra. En abril de 1795 se plantó la arboleda que va desde Amomolulco hasta la ciudad de Toluca.
Después de la guerra de independencia se erige el municipio de Lerma, con un amplio territorio y muchos pueblos. Cuando estuvo como presidente municipal de Lerma Juan Gutiérrez González, en el periodo 1958 – 1960, mandó organizar los archivos municipal y del registro público de la ciudad, además realizó las gestiones necesarias para que casi se duplicara el territorio de la municipalidad de Ocoyoacac, que en 1960 era de 71.21m2 y así El Peñón, La Escondida, El Portezuelo, La Marquesa y El Zarco, se segregaron del municipio de Lerma y pasaron a ser parte del municipio de Ocoyoacac.
El 22 de diciembre de 1962, la LI Legislatura publicó el decreto No. 76, mediante el cual se establecieron los límites definitivos del Municipio de Ocoyoacac, incrementándose a la extensión citada 63 489 que suman 134 709 km2.
Por Lerma ha pasado el progreso hacia las minas de Temascaltepec, Sultepec, Zacualpan, El Oro, etc. Desde su fundación hasta principios del siglo XIX había dos garantías, una a la entrada y otra a la salida, donde se cobraba peaje. A partir de 1940, se inicia un incremento poblacional debido a la instalación del Acueducto que hoy se conoce como el “Alto Lerma”; la cuenca hidrológica representó una solución para la ciudad de México en cuanto al abastecimiento de agua, tomada de sus manantiales; siendo una de los proyectos más importantes de los últimos cincuenta años, y también uno de los que más ha perjudicado la ecología de nuestro valle.
A principios de 1960, se instalan las primeras industrias de lo que hoy conocemos como “Parque Industrial Lerma”, se acelera más el crecimiento de la población y el progreso, creando fuentes de trabajo para la ciudad de Lerma y los pueblos adjuntos; basta decir que para 1960 estaban instaladas 19 fábricas y en la actualidad hay más de 450 empresas. Desde su fundación hasta 1940, la ciudad tenía 1 500 habitantes, en la actualidad se tiene 134 799 habitantes según el censo de población realizado por el INEGI en el año 2010.
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